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desde
1808
hasta
1812,
fueron
colgados
y
fusilados
el
concejal
Juan
Pino
Carbonero
y
los
navarreses
Francisco
López
Herrero
y
Juan
Antonio
Diez.
Desde
aquí
nuestro
querido
recuerdo.
Claro
que
los
navarreses
no
se
quedaron
atrás
y
según
oí
en
el
pueblo
de
pequeño había un
pozo
al
lado
del
árbol
gordo
del
Paseo
de
la
Concepción
que
fue
secado
por
la
tierra
echada
en
él
para
tapar
los
cadáveres
de
las
tropas
francesas.
(Eran
otros
tiempos
y
ahora
estamos
todos
hermanados
en
la
Unión
Europea).
Por
cierto,
aquí,
en
La
Nava,
estuvo
el
Duque
de
Wellington,
del
Ejército
inglés,
que
combatía
a
los
franceses
de
Napoleón
junto
a
los
españoles
y
portugueses.
Hace
unos
dias
acabo
de
descubrir
varios
despachos
de
Wellington
desde
la
Nava
dando
órdenes
a
sus
tropas
y
avisando
de
los
movimientos
de
las
tropas
francesas.
Son
despachos
estratégicos
de
la
guerra
de la
Independencia.
Wellignton
nombra
a
Pollos,
a
Castronuño,
a
Alaejos,
a
Fuente
la
Perla,
a
Toro...
  y
acaba
siempre
diciendo"
"¡Créeme!",
a
manera
de
contraseña
por
si
se
interceptaban
los
correos.
Estos
despachos
están
fechados
en
Nava
del
Rey
el
16
de
julio
de
1812
y
constituyen
un
documento
histórico
importante
para
esta
ciudad.
Yo
además,
aparecen
en
Internet,
como
ahora
las
fiestas
y
perlas
de
La
Nava,
donde
se
plasman
para
todo
el
mundo
nuestras
vivencias
y
tradiciones,
como
esta
que
celebraremos
pasado
mariana,
en
la
noche
de
las
vacas,
con
la
tradicional
fuente
del
vino.
No
sé
si
sabréis,
queridas
Reinas
de
las
Fiestas
de
Nava
del
Rey,
que
la
fuente
del
vino
tiene
una
gran
tradición.
Y
se
remonta
varios
siglos
atrás.
Aparece
relatada
ya
en
las
crónicas
festivas
de
la
llegada
al
trono
de
Fernando
VI,
el
9
de
octubre
de
1746,
cuando
la
comitiva
municipal
y
el
Cabildo
llegaron
"a
la
casa
del
Alférez
Agustin
García
Carbonero,
en
la
calle
las
Eras,
cuya
fachada
estaba
adornada
con
colgaduras
y
un
retrato
de
su
majestad
bajo
el
dosel,
y
a
la
izquierda,
por
abajo,
formaba
una
fuente
que
expedía
vino
por
todas
las
partes
  ....
La
Nava
siempre
ha
estado
ligada
al
vino,
al
verdejo
que
ha
deleitado
paladares
de
todo
el
mundo
y
de
todos
los
tiempos
y
ha
puesto
alegre
a
jóvenes
y
ancianos,
a
pobres
y
ticos,
a
mineros
y
labriegos,
a
villanos
y
monarcas.
Quizá
al
vino
se
deba
también
el
título
de
ciudad
que
lleva
altivo
este
pueblo.
Bueno,
al
vino
y
a
las
influencias
de
sus
gentes,
siempre
bien
consideradas
en
los círculos de
poder.
Porque
traer
a
La
Nava
a
un
Rey
como
Alfonso
XII
ya
era
tener
influencia.
Y
más
si
cabe
llegando
el
rey
como
llegó
el
10
de
septiembre
de
1877,
en
visita
oficial,
en
un
tren
especialmente
engalanado,
acompañado
del
Duque
de
Sexto,
Don
José
Osorio
y
Silva,
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