delante
o
detrás
de
los
toros,
ha
quedado
presente
en
nuestra
forma
de
dar
sentido
al
disfrute
y
a
la
convivencia
social
que
rememorarnos
año
tras
año.
Por
los
documentos
encontrados,
los
navarreses
siempre
han
festejado
sus
alegrías
con
acontecimientos
taurinos,
desde
tiempos
inmemoriales.
A
lo
largo
de
la
historia,
cada
vez
que había que
celebrar
una
fiesta,
los
navarreses
lo hacían corriendo
toros,
vacas
y
novillos,
a
pie
y
a
caballo,
con
picas
o
garrochas,
como
lo
harán
dentro
de
unas
horas
los
más
aguerridos,
bajo
nuestra
contemplación.
Y
con
todos
seguirá
la
historia
y
la
tradición
en
nuestro
querido
pueblo.
Ya
había
toros
en
la
antigua
Nava
de
Medina
cuando
se
festejaba
un
acontecimiento
importante.
Y
también
los
había
en
las
fiestas
patronales
de
San
Roque,
en
el
Siglo
XVI,
unas
fiestas
que
se
celebraban
el
16
de
agosto,
al
día
siguiente
de
La
Virgen
de
la
Asunción.
Precisamente
la
mayor
fiesta
taurina
que
ha
habido
en
la
historia,
quizá
la
más
grande
que
jamás
haya
vivido
esta
ciudad
en
su
vida,
se
celebró
hace
cuatrocientos
cuarenta
altos.
Exactamente
el
8
de
marzo
de
1560.
Ese día se
produjo
la
separación
de
La
Nava
de
Medina
del
Campo.
El
Rey
Felipe
ii
firmó
el
privilegio
de
exención
de
la
jurisdicción
de
Medina
que
los
navarreses habían pedido
a
la
hermana
del
Rey,
la
Princesa
de
Portugal,
un
alto
antes.
Y
de
esta
manera,
la
Nava
de
Medina
se
convirtió
en
Nava
del
Rey...
Entonces
la
villa
de
la
Nava
tenía
680
habitantes
(la
tercera
parte
que
hoy)
y
para
verse
libre
de
las
ataduras
de
Medina,
este
pueblo
tuvo
que
pagar
8.000
maravedis
por
cada
vecino,
es
decir
5
millones
y
440.000
maravedis.
Además,
se
pagaron
otros
2.500
ducados
para
que
quedara
en
los
términos
en
los
que
se conocían sus
propiedades,
que
estaban
relatadas
en
el
documento.
Pero
La
Nava
tenia
dinero
y
orgullo
parra
hacerlo.
lOs
imagináis
las
fiestas
que
hubo
en
La
Nava
cuando
se
separó
de
Medina!
Repicaron
las
campanas
de
la
torre,
cuya
iglesia
se había acabado
de
levantar
en
esas
fechas
(1560),
hubo
dulzainas
y
voladores,
y
una
inmensa
alegría.
Los
vecinos
acudieron
al
Ayuntamiento
para
decidir
por
primera
vez
quiénes
serían
sus
representantes.
Se
designó
a
un
vecino
como
alcaide
en
representación
de
los
nobles
o
del
Estado
de
los
Hijosdalgo,
otro
por
el
Estado
de
la
Clase
Llana
o
estado
de
los
hombres
buenos,
otro
para
alcaide
de
ronda
(de
entre
el
de
los
hijosdalgo)
y
además,
por
mitades
entre
ambos
estados,
nobles
y
pueblo
llano,
se
eligieron
el
resto
de
los
regidores.
Una
vez
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