Sr.
Alcaide
del
Ilustre
Ayuntamiento
de
Nava
del
Rey,
concejales,
autoridades,
bellas
Reinas
de
esta
querida
ciudad
en
la
que
nací,
Peñas
de
la
Nava,
navarreses
y
forasteros,
queridos
amigos:
Hace
ahora
casi
300
años
que
aquí
mismo,
en
esta
plaza,
se
festejaba
un
gran
acontecimiento:
La
culminación
de
esta
bellísima
torre,
de
este
ciclópeo
mástil
de
piedra
en
un
mar
de
cereales,
símbolo
de
nuestra
ciudad,
que
ha
sido
testigo
mudo
y
secular
de
las
penas
y
las
alegrías
de
todos
nosotros.
Hoy
nos
contempla
en
una
gran
alegría
popular,
como
en
1702
la
experimentaban
nuestros
antepasados,
cuando
se
acabó
de
colocar
la
bola
y
la
veleta,
que
antes
no
tenía,
y
la
campana
gorda,
que
según
la
tradición
tiene
escrito
en
sus
bronces:
"María
de
la
O
me
llamo,
cien
quintales
peso,
quien
no
lo
quiera
crecer,
que
me
coja
a
peso".
Aún
quedan
varias
letras
sin
borrar.
Os
recuerdo
que
un
quintal
castellano
equivale
a
46
kilos
y
que
la
campana
gorda
pesa
4.600
kilos.
No
es
extraño
que
la
primigenia
torre
de
la
iglesia
cediera
ante
tanto
peso,
ochenta
años
antes,
en
1630.
Aquel
desgraciado
día
en
que
se
cayó
la
primera
torre,
hace
ahora
cuatrocientos
cincuenta
años,
también
se
recuerda,
pero
en
esta
ocasión
como
símbolo
del
tesón
y
la
fuerza
regeneradora
del
pueblo
navarrés,
que
resurge
de
sus
cenizas
en
tiempo
de
crisis
y
es
capaz
de
levantar
una
torre
más
alta
aún
que
esta
si
se
volviera
a
caer.
Así
somos
los
navarreses,
capaces
de
todo,
los
de
la
viga
atravesada,
los
de
las
más
altas
gestas,
glorias
y
sacrificios,
capaces
de
construir
un
edificio
como
esta
esbelta
torre
conocida
como
la
giralda
castellana.
Capaces
de
volver
al
esplendor,
a
generar
riqueza,
a
demostrar
su
generosidad
y
la
alegría
festera
que
siempre
nos
han
glosado
las
crónicas
de
la
historia.
¡Navarreses!,
es
un
honor
ser
pregonero
de
estas
fiestas
de
mi
pueblo,
las
fiestas
de
Los
Novillos,
unas
celebraciones
que
se
han
sucedido
a
lo
largo
de
los
siglos
sembrando
la
tradición
que
hoy
recogemos
y
que
nadie
pudo
cercenar.
Ahora
sois
vosotras,
Reinas
de
la
Nava,
las
depositarias
de
esta
lúdica
riqueza
social
que
se
pregona
esta
noche
para
los
próximos
cinco
días
de
este
mes
de
septiembre
del
año
2000.
Y
todos
nosotros,
incluidos
el
alcaide
y
los
concejales
de
esta
Corporación
en
pleno,
las
Peñas
y
todos
los
vecinos,
nos
consideramos
vuestros
súbditos
en
un
feliz
reinado.
Vosotras,
bellas
navarresas,
tendréis
que
saber
que
estas
fiestas
de
Los
Novillos
se
remontan
en
la
historia
a
los
ancestrales
ritos
taurinos
griegos
y
romanos,
a
los
de
los
iberos,
celtas
y
los
vacceos,
de
quienes
descendemos
y cuya
tradición
de
experimentar
el
riesgo
de
lancear
o
correr
velozmente
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